Fusión Sordo de un pie
no sé bailar la vida
si no es desde tu mano.
Lo que queda de mí
El efecto lateral de extrañarte
se acurruca entre el vacío a mi izquierda
y lo que queda de mí del otro lado.
En cada luna me analiza con su mirada
verde, brillante, insidiosa
y cree derrumbar aquel muro de nubes
que creció como una caricia huérfana de manos.
A veces siento el viento de tu voz
dándole oxígeno a mis sueños.
Otras tantas abrazo tu ausencia
como aquella hoja que se aferra a la vida
para luego suicidarse en Otoño.
Es imposible esquivar los recuerdos,
matar al olvido
y enterrarte de mi memoria.
Es absurdo querer hacerlo.
Veintitrés vueltas desesperadas y un poema devastador
Voy a limpiarme de mí
sacarme la muerte de los labios.
Vomitaré metáforas crueles
desde el fondo de mi ferocidad.
Me sostendré de la memoria maquillada
y despediré la puta hipoteca
sobre este muerto papel en blanco.
Voy a lavarme los miedos
con los sucios dedos de la inconsciencia.
Acomodaré el vacío a la izquierda
como si yo fuera un holograma de mí
y vos, una repetición de ella.
Voy a lamer la suela de mis poemas
para ver si todavía andás por ahí.
Voy a llenarte de hormigas las venas,
abrazar tu angustia
y lanzarnos al otro lado de vos.
Voy a morder el tumor de la no vida
y escupirlo en el rostro de aquel Dios de cotillón.
Voy a escribir un poema.
|